Por Iosu Aula Idiaquez
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4 de febrero de 2021
Desde mi propia experiencia, el verdadero cambio viene cuando se hace desde dentro. Podemos hacer reprogramaciones mentales positivas (ahora están muy de moda) que nos permiten, durante un tiempo, ganar en autoestima y atrevernos a hacer cambios en nuestra vida, pero si la causa del sufrimiento está profundamente anclada en nuestro subconsciente con heridas causadas en el pasado por la falta de amor, sentimientos de abandono, desvalorización y falta de autoestima, culpa, inseguridad y miedo, éstas no tendrán la suficiente fuerza para subsistir a los sucesos de la vida y nuevamente terminarán aflorando los sentimientos primigenios y con ellos nuevamente el sufrimiento y la necesidad imperiosa de calmar de la manera que sea el dolor que siente nuestro mundo interior, llevándonos a actuar desde una mente subconsciente que intenta por encima de todo protegernos y reducir el dolor de la herida. La mirada debe de ser tan profunda, como profundo es el sufrimiento, y para ello es necesario cuestionar nuestra forma de pensar y actuar, ya que ésta es fruto de nuestra identificación con un personaje mental llamado EGO y que tras todo este ruido, se esconde quien realmente somos / podemos llegar a ser. Este EGO, es un personaje creado por nuestra mente y que tiene una función de supervivencia y puede ser muy útil en momentos determinados de peligro y amenaza, pero puede ser muy dañino cuando la causa del peligro ha terminado, ya que él no es consciente de ello y no se permite bajar la guardia, generando emociones como la ansiedad y miedo, y mandando mensajes a nuestro cuerpo que pueden hacernos enfermar debido a la prolongada amenaza vivida durante años (El famoso ESTRÉS). Nuestro mecanismo de supervivencia es huir del dolor y del sufrimiento, pero a veces en la huida generamos un daño mayor a otras partes de nosotros mismos. Si la herida del pasado no es atendida y no deja de mandar mensajes desde el subconsciente, el EGO no sabrá que el peligro ha terminado, y no podrá bajar la guardia, lo cual impedirá que podamos tomar realmente el rumbo de nuestras vidas y que solo podamos atender aquello que nuestro mundo interior necesita. Seguir leyendo (2ª PARTE)